Gustavo Adolfo Rol vivió en Italia, en Turin. «Vive en Turín el dr. Gustavo Adolfo Rol, un sensitivo capaz de empresas fuera de lo común, e imposible de interpretar. Es capaz incluso de realizar viajes en el tiempo, de conversar con entidades que han alcanzado la ultratumba hace siglos o de hacer desaparecer en un salón con el balido de la cabra hasta el cencerro. Un pesado busto de mármol sin que nadie lo moviera, pasó de una chimenea al centro de la mesa.»
Así, el periodista y escritor Enzo Biagi en su libro E tu lo sai? [¿Y tú lo sabes?] describe la extraordinaria figura de Gustavo Rol.

¿Quién era en realidad? Lo han definido como un sensitivo, un médium, un mago, adivinador y mucho más aún. De esta manera respondía al periodista Renzo Allegri, autor de la primera monografía sobre él, a propósito de una investigación sobre el paranormal realizada por el semanal Gente:
«¿Está seguro de que yo sea importante para su investigación? Yo soy una persona cualquiera. No tengo nada que ver con los mediums, los curanderos, los espiritistas que usted entrevista. Éste mundo está lejos de mi mentalidad. Mis modestos experimentos forman parte de la ciencia. Son cosas que en el futuro todos los hombres podrán realizar.»
En una carta enviada al diario La Stampa de Turín y publicada el 3 de septiembre de 1978, Rol escribe:
«Siempre he pensado no ser un sensitivo, un vidente, médium, taumaturgo ni nada por el estilo. Es todo un mundo, el de la Parapsicología, al que no pertenezco aunque haya conocido personas verdaderamente dignas y animadas con intenciones nobilísimas. Se escribe demasiado sobre mí, y muchos de los que lo han hecho pueden decir que me he quejado por la publicación de una vasta gama de fenómenos y nunca de lo que transmito en el intento de dar una explicación a estas cosas indagando sobre cómo y por qué se producen ciertos eventos maravillosos.»
Así responde Rol al periodista Remo Lugli:
«No creo que sea un médium en el sentido literal de la palabra, y ni siquiera un sensitivo. Tal vez posea dotes de una intuición profunda e instintiva, y de esto me he dado cuenta desde niño.»
Dino Buzzati, destacado periodista y escritor italiano del ‘900 ha conocido bien a Rol, y en su libro I misteri d’Italia [Los misterios de Italia] (1978) narra diversos episodios y anécdotas.

Dice Rol: «No soy un mago. No creo en la magia... Todo lo que soy y lo que hago viene de allá [e indicaba el cielo], todos nosotros somos parte de Dios... Y a quien me pregunta por qué hago ciertos experimentos, respondo: lo hago justo para confirmar la presencia de Dios.»
Así describe Buzzati a Rol:
«Impacta de Rol que a sesenta y dos años aparenta al menos diez años menos, una vitalidad extraordinaria y gloriosa. Insisto en su serenidad y la alegría que emana. Algo beneficioso se irradia sobre los demás. Es ésta la característica que no puede faltar, al menos según mi experiencia, con hombres especiales que han llegado, con la propia superación de ellos mismos, a un alto nivel espiritual, y como consecuencia a la auténtica bondad. En cuanto a su rostro, es difícil describirlo. Algunos lo han definido como un “bon vivant”. No es cierto. Podría ser el de un gurú indio. Pero también podría pertenecer a un cirujano, a un obispo a un tierno niño. Se espera una máscara impresionante y magnética. Nada de eso. Lo que está detrás de aquella frente, al menos a primera vista, no se transparenta.»

El dr. Massimo Inardi, estudioso de parapsicología, en el diario de Boloña Il Resto del Carlino del 10 de junio de 1975 da una interesante descripción:
«Estando cerca de Rol... se tiene la impresión de encontrarse de frente a un ser que de humano sólo tiene el aspecto físico y el comportamiento, y también el corazón: todo el resto parece que vaya más allá de cada concepción terrena de las posibilidades humanas.»
Federico Fellini, destacado director de cine italiano galardonado con cinco premios Oscar (autor de La Dolce Vita) ha sido un gran amigo de Rol. En su libro Fare un Film [Hacer una Película] (1983) le hace este retrato:
«Lo que hace Rol es tan maravilloso que se convierte en algo normal; es decir, hay un límite para el estupor. De hecho las cosas que hace, él las llama “juegos”, en el momento en que por fortuna las ves, no te asombran, en el recuerdo asumen una dimensión impresionante ¿Cómo es Rol? ¿Qué aspecto tiene? Es un poco arduo describirlo. He visto un señor de modales corteses, de elegancia sobria, podría ser un director de una escuela de pueblo, de esos que de vez en cuando también saben bromear con los alumnos y fingen de buen grado interesarse por temas casi frívolos.

Rol (a la izquierda) con el ex presidente italiano Saragat (al centro)

Tiene un comportamiento apuesto, asentado sobre una discreción civilizada, que en ocasiones se contradecía con descuidadas alegrías, y entonces habla con un fuerte deje dialectal que exagera conscientemente, como Macario, y cuenta chistes encantado. Creo que el motivo de este comportamiento (...) esté en su constante y previsora preocupación por desdramatizar las esperas, los temores, el desasosiego que se puede experimentar ante sus traumatizantes prodigios de mago. Pero, no obstante toda esta atmósfera de familiaridad, de bromas entre amigos, no obstante su manera de diminuir, ignorar, hacerlo gracioso para hacer olvidar y olvidarlo a él en primer lugar ante todo lo que está sucediendo, sus ojos, los ojos de Rol, no se pueden mirar durante mucho tiempo. Son ojos quietos y luminosos, ojos de una criatura que viene de otro planeta, los ojos de un personaje de una buena película de ciencia ficción. Cuando se hacen “juegos” como los suyos, la tentación del orgullo, de una cierta misteriosa omnipotencia, tiene que ser fortísima. Y sin embargo Rol sabe alejarla, se ridimensiona cotidianamente en un tamaño humano aceptable. Tal vez porque tiene fe y cree en Dios. Sus intentos frecuentemente desesperados por establecer una relación individual con las terribles fuerzas que lo habitan, de intentar definir cualquier construcción conceptual, ideológica, religiosa, que le permita domesticar parcialmente, tolerable armisticio la tempestuosa noche magnética que lo invade delineando y borrando las delimitaciones de su personalidad, tienen algo de patético y heroico.»
Gustavo Adolfo Rol está considerado como el más grande “sensitivo” del siglo XX. Pero el término, como hemos visto, no es suficiente para dar una definición. Esto se debe a que en la época actual, por lo menos en occidente, falta completamente la figura del Maestro Espiritual, así como no siempre se encuentra, incluso dondo existen los Maestros Espirituales, alguno que haya conseguido el elestado de Iluminación o Despertar. Gustavo Rol pertenecía a esta categoría de Hombres, extremadamente rara a encuentrarse en todas las épocas y ciertamente extinguida hoy día. Tal vez Rol ha sido uno de los últimos “ejemplares” que ha pisado el planeta Tierra.

En el transcurso de su vida, que duró 91 años (1903-1994), ha estado en contacto con grandes personajes de la historia del Novecientos: Einstein, Fermi, Fellini, De Gaulle, D’Annunzio, Mussolini, Reagan, Pio XII, Cocteau, Dalí, Agnelli, Einaudi, Kennedy y muchos más. Su rol ha sido el de mostrar la existencia de “posibilidades” (como él mismo llamaba a estos poderes – que de hecho se corresponden con las siddhi de la Tradición indú - ) que pueden ser alcanzados por cualquier ser humano, y de confirmar la presencia de Dios fuera y dentro del hombre. Y además de una vasta antología de prodigios espontáneos, ha codificado una serie original de experimentos que se sitúan en el confín metafísico donde convergen ciencia y religión. Ha hecho uso con frecuencia de cartas de juego, lo que ha hecho que algunos insinuaran que hiciera prestidigitación. Todavía estas cartas, que en la mayor parte de los casos no las había ni siquiera tocado, sólo constituían sólo el primer y más fácil nivel al que accedían los neófitos durantes las “veladas” de experimentos,

Rol con el compositor John Cage

o eran un medio divertido y dinámico para calentar el ambiente. Esto no significa que cada uno de estos “simples” experimentos no fuera de por sí anonadante.
En general, las posibilidades de Rol iban de la
lectura de libros cerrados a viajes en el tiempo (con incursiones en el pasado y en el futuro) experimentados por parte de los presentes, de la adivinación selectiva (observación del aura energética que circunda el cuerpo humano, útil para la identificación de enfermedades) a la endoscopia (la visión del interior del cuerpo humano). Era capaz de actuar dinámicamente sobre la materia, es decir, podía mover a distancia objetos de cualquier género (telequinesia), o materializarlos y desmaterializarlos (aportes), sabía preveer los eventos futuros (clarividencia), leía el pensamiento (telepatía), era capaz de curar personas enfermas aun a distancia (entre los sistemas usados también el de la pranoterapia) o encontrarse en dos lugares distintos en el mismo momento (bilocación). Podía atravesar superficies sólidas (por ejemplo, paredes) o hacer que cualquier objeto las atravesara, así como podía alargar o reducir el propio cuerpo físico a placer. Durante sus experimentos podían verificarse epifanías de espíritus, que contribuían a la dinámica de los experimentos. Pero estos espíritus no eran aquellos de los difuntos, mejor Rol afirmaba firmemente que los difuntos no fuesen entre nosotros. Lo que llamamos espíritus, no son sino residuos psíquicos dejados por el difunto en el momento de la muerte. De hecho, así como se deja un residuo orgánico tras la muerte del cuerpo, se deja también un residuo psíquico. Este residuo es denominado por Rol como “espíritu inteligente”, y cada Tradición Metafísica sabe de qué se trata. Para Rol cada cosa tiene un espíritu, pero el del hombre es un espíritu inteligente, por la posibilidades superiores que su naturaleza le confiere.

Rol a 90 años
La relación entre Rol y los espíritus no tenía nada que ver con cuestiones mediánicas, se trataba, sin embargo, de algo no demasiado diferente a algunas prácticas egipcias y sumerio-babilonias.
En fin, Rol producía otros dos tipos de fenómenos particulares, es decir, la
proyección a distancia de figuras o escritos (sobretodo a grafito) sobre cualquier tipo de superficie y la pintura de cuadros que se pintaban solos, o con los pinceles que se movían solos, liberándose en el aire, pintando en manera rapidísima con la ayuda del “espíritu inteligente” de un pintor desaparecido (Ravier, Picasso, Goya, etc.).
Entonces, ¿quién era Rol? Era un Maestro Espiritual cuyo despertar de la Luz interior le ha permitido expandir las normales posibilidades humanas. ¿Qué rol ha tenido? El de confirmar la presencia de Dios en una época de gran materialismo y el de encorajar a cada hombre a emprender su mismo camino con la finalidad de demostrar que lo divino no es inalcanzable y no está lejos del hombre, sino que está a su alcance cuando éste desee buscarlo. Además ha indicado en la Ciencia (la Ciencia Sagrada, la de la Armonía, síntesis de todas las ciencias) el Camino a seguir:

«Es así que he esperado que fuera la Ciencia la que me ayudara a reconocer y decodificar estas sensaciones mías que estoy seguro de que posee cada hombre, y será la Ciencia misma la que revele estas facultades y las promueva en todos los hombres...»


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